
La "comida criolla", en su versión más auténtica, se celebra al
aire libre, con familia o amigos en torno a una gran mesa.
Empieza con una ensalada que combina vegetales y frutas típicas de la región
caribeña, acompañada de panecillos blancos con mantequilla aderezada con ají y
ajopuerro.
Acompaña la yuca con mojo criollo (elaborado con ají, cebolla, jugo de
naranja amarga y aceite) y el tamal en hoja con maíz tierno que se hierve
atado. Y la estrella que domina la comida, el cerdo entero asado en púa
(atravesado por un hierro) que se hace lentamente durante unas ocho horas en
brasas de carbón y después se sirve cortado en pequeños trozos.
La otra variedad es abierto y asado en parrilla, que demora unas seis horas,
o el "cerdo mamón", que se llama así porque está recién destetado y
se hace limpio sumergido en una caldera llena de aceite hasta que flota,
indicando así que ya está listo.
El ajo, la cebolla, el ají y el comino son condimentos básicos para la
cocina criolla y acompañan todos los platos. El arroz blanco con frijoles se
sirve mezclado como acompañamiento, se llama "moros y cristianos", y
los tostones de plátano tampoco pueden faltar.
Para el postre, lo tradicional son torrijas de pan, un pudin aromático a
base de pan, leche, frutas y azúcar, arroz con leche y el dulce de fruta bomba
(papaya) que después de pelada, se corta en trozos largos y se cocina en
almíbar hasta que espese.
El director del restaurante Río Negro, de Hanabanilla, Vicente Lucas,
explicó a Efe que no se debe saltar ninguno de estos pasos en una auténtica
"comida criolla".
Su restaurante, que mira al impresionante valle del Río Negro (centro de
Cuba) y al que se accede solo con una travesía en barca, esta especializado en
esta comida milenaria que, aunque muy copiosa para las altas temperaturas del
país, se considera que aporta energía.
Es lo que se necesita para el espontáneo baile con el que siempre finaliza
una comida criolla y en el que participan todos los presentes, sin importar la
edad.
Y como no, suena con fuerza "Guantanamera", en este caso
interpretada por el grupo caribeño "Cumanay", que en su repertorio
incluye sin transición, el son cubano, la rumba, rancheras, boleros, e incluso
el "Hasta siempre comandante", en versión caribeña con mucho más
ritmo.
En la disposición para bailar y el ritmo en las venas, los latinoamericanos
siempre superan de lejos a los europeos o asiáticos, puesto que la música va
mucho más unida a su vida cotidiana.
"Pero ¿cómo expresan ustedes entonces sus sentimientos?",
preguntaba a Efe un periodista mexicano que participaba en la fiesta campestre
del escondido paraje natural en la
Cuba profunda.
Diario Libre de EFE